miércoles, 18 de mayo de 2011

La Nave



Por Emanuel Donati

Al final, me abraza el desasosiego de una noche sin sentido.

Casi idiota, sólo una frívola muesca de razón.


Una efímera lucha por la palabra escuda mi tontera.

El vértigo, protagoniza los actos del batallón.


Siempre caminando con un pié delante de otro, haciendo equilibrio.

Siempre por perder el aguijón.


Siempre arriba del cohete y al frente, como Napoleón.

Harto de los bordes, apunto al dolor.


Placeres del sufrimiento, vientos del sinsabor.

El cielo está cerca cuando se puede volar...

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