sábado, 24 de abril de 2010

La muerte tiene nombre de Mujer

Por Emanuel Donati


Me ha sacado la cabeza de lugar, me ha hecho voltear.
Fue tan ella que no la puso en ningún lado… Ahora la busco, angustiado.

El disfraz de timonero le sienta bien. Sobre todo en las noches de luna llena, donde las olas son odiosas y las rocas peligrosas.

Su patrimonio espiritual de cenizas ahogo mi pulmón troquelado. Y harto de respirar zanje mis deudas en un hospital.

El otoño ruboriza la tez, entristece la piel y escandaliza la vejez.
En medio de ese panorama quise dormir en su boca, pero esta se retoba.

Luego me dejo caer… Todo es un dominó; que no advertí temblar.
Juega en paradojas conmigo.

Algo se torna triste y ambiguo… Ambivalente como bella.
Algo de mi se parte en su sentencia.

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