Estoy convencido de la escases de
ídolos que el futbol argentino sufre en la actualidad. Pero voy un poco más
atrás e intento pensar, qué es un ídolo? Si se respeta mi humilde opinión, un ídolo
son esos sujetos que se destacan en su labor por operar con un plus respecto la
media. Cabe aclarar, no estoy hablando de un plus de rendimiento, sino de sentimiento.
“El ídolo” , ese prototipo que yo conocí en mi
infancia se hizo a fuerza de gambetas, goles increíbles, caños, penales
errados, lesiones dolorosas, palomitas, zurdazos, cabezazos agónicos, en fin, chifladuras
que hacían a uno agarrarse la cabeza para ver que esté en su lugar. El ídolo
que yo conocí tiene un plus en los colores de su corazón y sus actos
irracionales parten de esa premisa: el amor por los colores. Hoy los
ídolos los arman los periodistas deportivos con un par de partidos de verano.
A fuerza de hazañas, lo cual no
necesariamente son triunfos, el ídolo va ofreciendo como marcapaso del corazón
del hincha...
Explíquenme sino el trinche
Carlovich que se esconde en las islas de Entre Rios para no ser vendido y dejar
de jugar en el Central Córdoba de sus amores. Alguien me puede explicar de las
lagrimas de cientos de jugadores al dejar el futbol en el club de sus amores y
miles de personas coreando su nombre?
O bien,¿ alguien tiene la
capacidad de razonar la locura de los hinchas de Rosario Central que celebran
año tras año el aniversario de un gol hecho de palomita a su eterno rival? Cuan
en sus cabales estaba el LOCO (justamente) Bielsa al agitar esa remera gritando
“newell’s carajo”
Que intelecto puede dar cuenta de
los sacrificios que hacen los auténticos hinchas que trabajan sólo para llegar
con el peso justo a ver el equipo de sus amores, sufriendo viajes en estados
miserables, golpes, corridas…Ni hablemos de los napolitanos si nombramos a
Maradona…
El ídolo, con su insistencia por
la pasión se convierte en símbolo. En representante de la locura multicolor que
el futbol nos brinda. Ser ídolo es parte
de un crecimiento, es un proceso que implica ser tomado por un grupo de
personas como emblema y que a su vez el ídolo
asume ese lugar.
Ahora bien, ¿Ser un excelente
jugador de futbol convierte a estas
PERSONAS en ejemplos? ¿Nos desliga eso de los enredos mentales que cualquiera
pueda tener? ¿Tan seguros estamos todos de nuestros deseos? ¿Todos podemos
opinar que se siente ser ídolo? ¿Qué se siente ser el representante de una
pasión? Y en todo esto…nos olvidamos que se siente ser persona.
Cuando se piensa en un ídolo de
verdad, se piensa en los colores que él representa… por eso Román, volvé
tranquilo, el verdadero hincha te acepta, aunque no te entienda.
Un abrazo a mi ídolo,
Emanuel