martes, 24 de agosto de 2010

El escritor de los dramas literales



Por Emanuel Donati
Nada despertaba su interés por aquellos días. Pues la abulia ganaba el terreno de sus ojos, y ellos mostraban la flojera del momento. Las marcas en los diferentes sectores de su cuerpo se hacían sentir, como una señal de espanto.
Nada podía ser tan nefasto para él que perder el interés.

¿El interés porque cosa? preguntó ese otro ser en cuestión.
Ahí noto lo terrible de la desidia; no sabía sobre el interés, el gusto, el gozo qué había extraviado. No pudo responder y su mirada lo hizo saber.

La pequeña advirtió que sus ojos eran cristales. Se perpetuaban como un reflejo del horizonte. Los espectadores se paraban frente a él en busca de la reacción que no acaecía. La mirada estaba realmente perdida.

“Caso ilógico desafía al cientificismo” tituló el periódico del mes.
Las teorías no se hicieron esperar y explicaban la existencia de una ceguera nerviosa, quizás psíquica, pero nada podían decir sobre la perdida de interés.
Nadie daba respuestas sobre apatía total sobre las cosas.

La situación era pavorosa para él, a tal punto de comenzar a perder la poca capacidad de hablar que le quedaba. Confundía las pocas palabras que decía, intercambiaba las letras de lugar y prácticamente usaba fonemas.

Fue ese el punto en el que la pequeña lo descubrió todo. Ella conocía muy bien de la historia de este sujeto, su pasado, su forma de pensar, su historia de vida.
La pequeña lo había leído, literalmente.

Él resulto ser un escritor en su juventud. Un escritor que toda su vida estuvo relatada por medio de sus escritos. Escritos de amor, angustia, soledad, escritos de familia, de errores y elecciones… Escritos de vida.

La pequeña que comenzó a florecer en una joven pudo leerlo en su drama literal. Sus obras estaban siendo quemadas y sus sentidos se estaban incinerando junto a sus pensamientos hechos papel.

Esa joven resolvió la calamidad de un hombre que no podía tener nombre, y le devolvió la identidad, la vista y la palabra. Ahora podemos hablar de él como Antonio Rabina, el escritor de los dramas…literales.

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