sábado, 19 de junio de 2010

La horizontalidad



Por Emanuel Donati

Hay momentos en la vida en que el ropaje ya no nos sostiene.

Momentos en que la fuerza de la gravedad gana protagonismo al ser perdida.

El talante aburguesado se patina ante las sabanas… y el golpe nos anoticia de las estrellas.

¿Estamos condenados a mirar al frente? ¿Tiranizados por nuestros ojos?

El pie, engreído de sostenerlo todo, no sabe del poder del mareo que para colmo le pone gusto al evento.

Es ahí cuando aparece la horizontalidad… estado que representa una política de vida hedonística, pero eso lo dicen los padres.

En mi caso, la horizontalidad enuncia una posibilidad. “¿De qué?” me apelan! Es la oportunidad de no ver.

Irónicamente la horizontalidad rompe el horizonte, siempre impuesto por aquel que ya pasó.

La horizontalidad se elije por cansancio, por despecho, o por amor, pero nunca es parte de una imposición.

Quienes conocemos de ella poco podemos anoticiarlos, pues nos lleva a una lucha constante para perpetuarla. Una lucha por cegarnos con las estrellas, por no dejarnos engañar ante esa escenografía que nos ponen al caminar.

Una lucha por mirar la vida sin planificar, una lucha por ganarle a la fálica verticalidad.

La horizontalidad… eco de perder la soledad.

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