sábado, 20 de febrero de 2010

Corazón de limón

Por Emanuel Donati

Me pediste una noche de ojos claros. Te di segundos que se tallaron en mis pasos.
Me pediste de la sangre al deber en una simple mirada. Pero mis crímenes sólo se pagan con ver.
Me llamaste en un silencio al que sentí ceder.
Me llamaste en un compás que ahora no dejo de buscar.
Me llamaste a la guerra y yo busqué la paz.

Pero cítricos sentimientos de acidez estrujan tu alma y no dejan salir la emoción.
Cítricos sentimientos de un corazón de limón.

No quiero la ácida gota de una lágrima que se escuda en la fuerte corteza.
No quiero el vodka sin tu pureza, ni el gin sin tu destreza.
Y no se que quiero detrás de tu belleza.

Y ese sol que arrima la noche.
Ese vestido que prende las flores.
Y ese jugo que es un derroche.

Pero cítricos sentimientos de acidez estrujan tu alma y no dejan salir la emoción.
Cítricos sentimientos de un corazón de limón.

Niña de sedosas pulpas que cierras los ojos y amenazas con la pluma, a un niño de hojas lisas que busca refugio en la tinta de la culpa.
Cítricos sentimientos de un corazón de limón.

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