sábado, 14 de noviembre de 2009

Recovecos


Por Emanuel Donati

La ruta nunca es recta. Sinuosos caminos nos obligan a ingresar en los recovecos de la vida. Lugares, instancias, momentos que nadie nos obliga a cruzar, pero de donde somos llamados a atravesar.

“El camino es en ascenso”… eso decía un abuelo, quien dedicó su vida a luchar contra la gravedad. Pero al nieto se le caían las cosas; su viaje era el del salmón. Sintió la angustia del éxodo, pero la superó con hombría y tozudez.
El niño buscó aliados, armó su milicia y la envió al frente de batalla; pero John y Paul le hicieron entender que debía dejarlos ser. Los libró de toda responsabilidad ajena y se encaminó cruzando obstáculos.

Por momentos el agua se ponía densa; por momentos sentía la brisa de aire fresco; por momentos debía trepar con un cuchillo entre los dientes, por momentos…tan sólo por momentos.

El nieto del abuelo quería llegar pero no sabía donde. El niño estaba en pleno viaje, pero cegado por la luz que nacía del otro lado del túnel.
Tomando esos recovecos que nos recomiendan creó haber llegado… pero siempre que levantaba la cabeza la ruta se extendía ante sus zapatos.

Ese fue el día que yo lo conocí… con su piel resquebrajada, sus ojos algo brillantes, y sus pies extenuados. El silencio fue nuestro socio, pero su mueca pedía una cartografía de la vida. Yo sólo pude decirle:
“Anda para donde te llamen que ese camino no me ha llevado a ningún lugar“.

1 comentario:

  1. En un mundo redondo, la unica manera de volver al mismo lugar es caminar derecho... felices entonces las curvas y los recovecos.
    Siga esculpiendo palabras, estimado!
    Juan Pablo

    ResponderEliminar