viernes, 8 de abril de 2011

La histeria y el boludo




Por Emanuel Donati

Su niñez estaba rancia. Harta de ser ironizada en noches de amar.

La vil muñeca era preciosa, deliciosa, más bien pretenciosa.


El salto cuesta caro para él. Más de unos cuantos berrinches.

Ella saca la peor escena de su historieta. Una bien seductora.


Él se nubla, ama con ganas de matar.

Ella lo goza, con lágrimas de ron y caricias de cobre.


Su niñez persiste, con uñas y dientes. Pese a la sátira de los poetas.

Ella sigue por las noches, con falsas promesas y amantes berretas.